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viernes, 29 de noviembre de 2013

PERDONAR: ¡¡SI SE PUEDE!!







Siendo seres humanos en interacción con otros, estamos constantemente expuestos a recibir ofensas y a ofender. Dios está consciente de esta situación y no descarta que suceda aun  entre creyentes, familiares y seres queridos. La verdad es que en esos medios es que más suele ocurrir. Por eso la Palabra de Dios nos guía a perdonar y pedir perdón, y nos insta a amar, pues el amor es el único medio de olvidar ofensas y sanar heridas.                 

Debe ser incómodo estar sentado en el mismo banco o la misma fila en el templo, cerca de alguien con quien tenemos alguna “diferencia” (para no usar un término muy fuerte), o quizá sea preferible decirlo con  más precisión, una enemistad o un problema de ofensas. Es difícil ser objetivos al pensar de nosotros mismos en ese aspecto, (la culpa no fue nuestra, sino del otro, yo estoy bien con Dios, y él fue quien me hirió, quien me ofendió, quien conspiró contra mi). 

Dar el primer paso hacia la reconciliación es quizás la parte más dura para resolver el problema, aunque sea usted el agraviado y no el otro. Si hemos ofendido a algún hermano, es doloroso pero es necesario dejar a un lado  el orgullo y buscar el perdón de la otra persona.

Si no lo ha experimentado, créame que en la reconciliación hay una descarga deliciosa de paz y purificación de la conciencia que nos hace ver cuán amargo y corrosivo es para el espíritu guardar rencores e iras contra nuestros hermanos.  

 Alguien dijo: “Perdonar es poner en libertad a un prisionero, y descubrir que el prisionero… eres Tú”

miércoles, 27 de noviembre de 2013

¡Hasta Luego, Preocupación!





 
¡Hasta Luego, Preocupación!


Breve Reflexión en base a Mateo 6:25-34


Mateo 6:25  Por tanto os digo:  No os afanéis por vuestra vida,  qué habéis de comer o qué habéis de beber;  ni por vuestro cuerpo,  qué habéis de vestir.  ¿No es la vida más que el alimento,  y el cuerpo más que el vestido?
Mt. 6:26  Mirad las aves del cielo,  que no siembran,  ni siegan,  ni recogen en graneros;  y vuestro Padre celestial las alimenta.  ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?
Mt. 6:27¿Y quién de vosotros podrá,  por mucho que se afane,  añadir a su estatura un codo?
Mat 6:28 Y por el vestido,  ¿por qué os afanáis?  Considerad los lirios del campo,  cómo crecen:  no trabajan ni hilan;
Mt. 6:29 pero os digo,  que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.
Mt. 6:30 Y si la hierba del campo que hoy es,  y mañana se echa en el horno,  Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros,  hombres de poca fe?
Mt. 6:31 No os afanéis,  pues,  diciendo:  ¿Qué comeremos,  o qué beberemos,  o qué vestiremos?
Mt. 6:32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas;  pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
Mt. 6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia,  y todas estas cosas os serán añadidas.
Mt. 6:34 Así que,  no os afanéis por el día de mañana,  porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

Los que no conocen a Dios (los paganos) corren día tras día detrás de lo que nuestro Padre Celestial sabe que sus hijos necesitamos (vs. 32).  A fin de cuentas depende de Dios el que tengamos provisión para nuestras necesidades. Esto no quita que seamos diligentes y esforzados por hacer nuestra parte en proveer para los nuestros, sino que necesitamos un cambio de enfoque para tener más confianza y dependencia en Dios, ya que al preocuparnos estamos reflejando que no creemos que Dios tiene cuidado de nosotros.

No debemos preocuparnos por nuestra comida, bebida o ropa (vs. 25).  Estas necesidades elementales nuestras Dios las tiene presente, y El cuida de las aves del cielo que valen menos que nosotros (vs. 26).  

Al fin y al cabo la preocupación no mejora nuestra condición ni nuestras vidas (vs. 27).

Dios cuidad aún de los elementos más pequeños y frágiles de su creación, y a diario les provee lo que necesitan (vss. 28-29).  ¿Por qué no podemos confiar en que también El nos cuidará? 

El reino de Dios y su justicia deben estar en primer lugar en nuestras vidas (vs. 33).  Todas estas cosas por las que el mundo se afana nos vendrán por añadidura cuando nuestras prioridades son correctas.

(vs. 34) El preocuparse por el mañana es algo innecesario.  El mañana traerá sus propias preocupaciones y males.

Decidamos hoy buscar el reino de Dios y su justicia, ya que Dios tiene cuidado de nosotros y aunque seamos diligentes y esforzados dejemos a un lado la preocupación y ansiedad por las necesidades del mañana.