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jueves, 30 de abril de 2009

La fidelidad del padre


(Tomado de Nuestro Pan Diario)

LEA: Salmo 107:1-16

Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias... grande es tu fidelidad. —Lamentaciones 3:22-23
Hudson Taylor, el humilde siervo de Dios que trabajó en China, demostró una extraordinaria confianza en la fidelidad de Dios. En su diario escribió:
«Nuestro Padre celestial tiene mucha experiencia. Sabe muy bien que Sus hijos despiertan con buen apetito cada mañana… mantuvo a tres millones de israelitas en el desierto por cuarenta años. No esperamos que envíe tres millones de misioneros a la China; pero, si lo hiciera, tendría recursos suficientes para mantenerlos a todos… dependamos del hecho de que la obra de Dios hecha a la manera de Dios jamás carecerá de la provisión de Dios».
Puede que estemos débiles y cansados, pero nuestro Padre celestial es todopoderoso. Puede que nuestros sentimientos fluctúen, pero Él es inmutable. Incluso la creación misma es una prueba de Su firmeza. Esa es la razón por la que podemos cantar estas palabras de un himno de Thomas Chisholm: «La noche oscura, el sol y la luna, las estaciones del año también, unen su canto cual fieles criaturas, porque eres bueno, por siempre eres fiel».
¡Cómo nos anima a vivir para Él! Nuestra fuerza para el presente y nuestra esperanza para el futuro no se basan en la estabilidad de nuestra propia perseverancia sino en la fidelidad de Dios.
No importa cuál sea nuestra necesidad, podemos contar con la fidelidad del Padre. —PVG

miércoles, 29 de abril de 2009

ALEJANDOSE


ABRIL 29, 2009
(Tomado de Nuestro Pan Diario)


Alejándose

LEA:
Job 1:13-22

¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? —Job 2:10
Imagínate relajado sobre un bote de goma a poca distancia de la playa, con los ojos cerrados, recibiendo el sol y escuchando el suave retumbar de las olas contra la orilla. No tienes una sola preocupación en el mundo —¡hasta que abres los ojos! De repente, la orilla está alarmantemente lejos.
Así es como tendemos a alejarnos espiritualmente. Es algo que sucede de manera sutil, pero es espeluznante cuando de repente nos damos cuenta cuánto nos hemos alejado de Dios. El punto de partida comienza cuando Satanás nos roba el afecto por nuestro amoroso Creador colocando un giro engañoso en nuestras experiencias y haciendo que sospechemos de Dios en vez de confiar en Él.
Considera a Job y su esposa. Ambos tenían muchísimas razones para estar furiosos con Dios. Sus hijos habían muerto, su fortuna se había perdido y la salud de Job estaba destrozada. Su esposa le dijo: «Maldice a Dios, y muérete». Pero Job respondió: «¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?» (Job 2:9-10).
Hay muchas actitudes que nos pueden poner a la deriva: creer que necesitamos algo más que a Dios para ser felices; colocar relaciones significativas por encima de nuestra lealtad a Dios; pensar que Dios debe estar a la altura de nuestras expectativas; resistir Sus reprobaciones; hacernos los sordos cuando Su Palabra nos incomoda.
Si estás comenzando a alejarte, acuérdate de mantenerte cerca de Aquel que es la única fuente de satisfacción. —JMS

jueves, 23 de abril de 2009

ABECEDARIO CRISTIANO (ACROSTICO)

A laba a Dios en cada circunstancia de la vida.
B usca la excelencia, no la perfección.
C uenta tus bendiciones en vez de sumar tus penas.
D evuelve todo lo que tomes prestado.
E ncomienda a tres personas cada día.
F íate de Dios de todo corazón y no confíes en tu propia inteligencia.
G ózate con los que gozan y llora con los que lloran.
H az nuevos amigos pero aprecia a los que ya tienes.
I nvita a Cristo a ser tu Señor y Salvador.
J amás pierdas una oportunidad de expresar amor.
L ee tu Biblia y ora cada día.
M antente alerta a las necesidades de tu prójimo.
N o culpes a los demás por tus infortunios.
O lvida las ofensas y perdona así como Dios te perdona.
P romete todo lo que quieras; pero cumple todo lo que prometes.
Q ue se te conozca como una persona en quien se puede confiar.
R econoce que no eres infalible y discúlpate por tus errores.
S é la persona más amable y entusiasta que conoces.
T rata a todos como quisieras que te traten.
Ú nete al ejército de los agradecidos.
V ístete de misericordia, humildad y paciencia.
Y no te olvides de soportar a los demás como a ti te soportan.
Z áfate de las garras seductoras de Satanás.

martes, 21 de abril de 2009

PENSAMIENTOS TORMENTOSOS



ABRIL 21, 2009

(Tomado de Nuestro Pan Diario)


LEA: Mateo 8:23-27

Y el Dios de paz estará con vosotros. —Filipenses 4:9
Me río cada vez que escucho un anuncio en la radio en el que una mujer le grita a su amiga mientras conversan. Ella está tratando de hacerse oír por encima de los ruidos de la tormenta eléctrica en su propia cabeza. Desde que una tormenta destruyó parte de su hogar, todo lo que la mujer escucha es la tormenta porque su compañía de seguros no atiende a sus reclamos.
Yo he escuchado tormentas en mi cabeza y tal vez tú también. Sucede cuando surge una tragedia que nos afecta a nosotros, a alguien cercano a nosotros, o a alguien de quien escuchamos en las noticias. Nuestras mentes se convierten en una tempestad de preguntas del tipo «¿qué pasaría si?». Nos centramos en todos los malos resultados posibles. Nuestro temor, nuestra preocupación y nuestra confianza en Dios se balancea mientras esperamos, oramos, lloramos por la pérdida y nos preguntamos qué hará el Señor.
Es natural que estemos temerosos en una tormenta (ya sea literal o figurativamente) . Los discípulos tenían a Jesús justo allí en la barca con ellos, y sin embargo tuvieron miedo (Mateo 8:23-27). Él calmó la tormenta como una lección para mostrarles quién era —un Dios poderoso que también cuida de ellos.


Desearíamos que Jesús siempre calmara las tormentas de nuestra vida así como calmó la tormenta para los discípulos ese día. Pero podemos encontrar momentos de paz cuando estamos anclados a la verdad de que Él está en la barca con nosotros y que Le importamos. —AMC

lunes, 20 de abril de 2009

PORTEROS


ABRIL 16, 2009

(Tomado del Aposento Alto)

Porteros

LEA:
1 Corintios 3:1-17

El templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es. —1 Corintios 3:17


En periodismo, el término portero hace referencia a los periodistas, redactores y editores que consideran diversos artículos y determinan qué historias son dignas de hacer noticia. Algunos experimentados profesionales de las noticias advierten que Internet permite que pase la información sin que ésta haya sido verificada en la puerta.
En tiempos del Antiguo Testamento, los guardianes cuidaban el templo para evitar que los inmundos entraran en él (2 Crónicas 23:19). En el año 70 d.C. el ejército romano del emperador Tito destruyó el templo. Pero la destrucción había comenzado años antes cuando los levitas asignados para cuidarlo no lo hicieron después de caer bajo la corrupta influencia del rey sirio Antíoco IV.
Pablo llamó a nuestros cuerpos el «templo» de Dios (1 Corintios 3:16-17), y hay muchas fuerzas obrando para atacar la nueva morada de Dios. El mal puede lograr un punto de apoyo atravesando áreas no fortificadas de nuestra vida espiritual —lugares donde la envidia, los conflictos, o las divisiones pueden socavarnos (3:3). Cada uno de nosotros debe estar en guardia contra el enemigo de nuestras almas y jamás darle lugar al diablo (Efesios 4:27).
Los criterios para lo que puede entrar se encuentran en Filipenses 4:8: todo lo verdadero, honesto, justo, puro, amable, de buen nombre, de virtud y digno de alabanza. La paz que resulta guardará la puerta de nuestros corazones y de nuestras mentes.

jueves, 16 de abril de 2009

MILLONES, BILLONES, TRILLONES DE ORACIONES...


Imagínate los miles de millones de oraciones que llegan al trono de la gracia diariamente: oraciones para recobrar la salud, para resolver problemas financieros, para obtener liberación de la esclavitud de las drogas, y muchas otras más.En medio de tantas peticiones que se elevan al trono de la gracia, ¿qué ocurre con las súplicas que tú presentas delante de Dios? ¿Crees que Dios las escucha? ¿Tienes la fe suficiente para creer que Dios te responderá? La fe combinada con la oración es una combinación de éxito.La Biblia dice que si nosotros queremos recibir respuesta a nuestras oraciones, hay dos cosas que debemos hacer:Primero, creer que recibiremos lo que pedimos, tener fe, plena convicción de que habrá respuesta, que las cosas se darán, que la enfermedad desaparecerá, que los problemas económicos se resolverán, que el esposo esperado llegará, que el hijo anhelado nacerá.En segundo lugar, no dudar; creer firmemente sin vacilar, aunque la respuesta se demore; perseverar en la oración, aunque el tiempo transcurra; no te desesperes, mantente a la expectativa todo el tiempo.El concepto de la fe en la oración confunde a veces a los nuevos creyentes; pero a veces también a los cristianos más maduros. El versículo para la meditación de hoy aclara el asunto. Santiago aconseja orar al Señor con un corazón indiviso: «Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra» (Sant. 1: 6).La clave está en orar con una confianza plena que no vacila, una confianza que no se mueve entre el sí el no de la incertidumbre, entre el creer y el dudar. Nos dice que cuando oramos sin dudar, recibiremos lo que pedimos; siempre de acuerdo con el amor, la justicia y la sabiduría de Dios.

lunes, 6 de abril de 2009